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sábado, 15 de marzo de 2014

MANEJO DE LA IRA.

Existen varias maneras de manejar tú ira; puedes asistir a cursos de manejo de la ira en línea o presenciales, leer libros de control de la ira, obtener ayuda personalizada para controlar tú ira; pero por  encima de todo lo que más ayudaría a dominar la propia ira, es la autogestión, la autobservación.
Ahora bien si tienes el ánimo y la determinación para empezar a controlar tú ira, eso es lo que cuenta y lo más importante ya que cuando  estás enojado, eres sólo  tú quien va a sentirse afectado debido a la misma, y sólo tú puedes retractarte de tus malos sentimientos y emociones y  únicamente  tú podrás determinar qué es lo que te está produciendo esa ira.
Lo anterior significa que tienes todas las herramientas dentro de ti para salir de la furia y eres tú quien va a sufrir, o no, las consecuencias de ese estado anímico. Aquí es donde la clave para la autoayuda  en el manejo de la ira la puedes poner en práctica.
Dentro de las reconocidas técnicas de auto ayuda, para el manejo de la ira, el único método probado que te ayuda a salir de ese estado de enojo y cólera en un momento determinado, es cambiar tu posición.
Sí, aunque  te suene algo como sin sentido, es muy lógico que cuando se te genera un estado  ánimo determinado y estás en una posición física, si la cambias completamente ahí mismo, lo que haces es cambiar la percepción del entorno y de tú cuerpo, enviándole al cerebro otro tipo de órdenes que hacen que tú estado anímico cambie inmediatamente, en este caso la ira cambia; entonces es lógico que al estar por ejemplo parada una persona es más propensa a desarrollar la ira: así que cuando sienta que estás enojado, el primer paso que debes seguir para controlar la ira, es detenerte a pensar si estás de pie y si es así el paso a continuación será que tomes asiento de inmediato.
Esto va a calmar tus sentimientos y minimizar tú ira. De manera contraria produce el mismo efecto tranquilizante. Es decir que si te enojas mientras estás sentado, debes ponerte de pie de manera instantánea.

Tú serás testigo del efecto de enfriamiento en tú interior que reduce tú ira. Esta técnica de autoayuda para el manejo de la ira hará apaciguar tus pensamientos y salir de ese momento feo y tenso.
Simplemente conociendo y poniendo en práctica las diferentes técnicas y ejercicios para el manejo de la ira, estarás dando un paso más que importante para lograrlo.
De la misma forma puedes adquirir un libro digital para el manejo de la ira y aplicar todo lo que allí aprenderás, esto te ayudara a salir de la ira y sentirás una especie de gran satisfacción.
Cuando ya has logrado identificar que estás sufriendo un ataque de ira y logras neutralizarla haciendo lo que te digo, ya en ese momento puedes empezar a poner en práctica la forma de identificar qué es exactamente lo que te está produciendo la ira y pones en práctica todos los ejercicios relevantes para que la puedas empezar a transmutar en otro tipo de energía.
Allí es donde lograras cambiar tú enfoque hacia el futuro que tienes por delante. Ayudándote a sí mismo es la única manera de vivir sin ira.



Qué es la IRA.
Lo primero que te quiero decir es que cuanto más sea tú conocimiento teórico sobre la naturaleza de las emociones que tengamos, mayor será la posibilidad de manejarlas.
La ira es una emoción y como tal se dispara de forma automática ante determinadas situaciones, en general frente a situaciones que interfieren con nuestros objetivos. Como toda emoción tiene una función, en este caso preparar al cuerpo para el esfuerzo necesario para vencer el obstáculo que se ha presentado.
El problema con respecto de la IRA puede surgir de diferentes formas:
• La conducta violenta puede ser un medio para conseguir determinados objetivos cuando no somos capaces de lograrlos por otros métodos. En este caso nuestra conducta responde a habilidades que no poseemos, pero se puede mejorar adquiriéndolas.
• Cuando hemos aguantado demasiado y saltamos por algo sin importancia. En realidad reaccionamos a todo lo que nos ha ocurrido previamente, retrotraemos en un momento todo lo que tenemos represado. Como nuestra reacción se considera desmesurada, tenderemos a reprimirnos y aguantar más, en consecuencia nuestra siguiente reacción violenta será mayor y seguiremos en ese círculo vicioso. 
Lo anterior significa que debemos salir de dicho círculo vicioso y el camino no es propiamente aguantar más, sino poder reaccionar de forma inmediata a los problemas y frustraciones. En ese caso la reacción es más adecuada y comedida porque las razones que nos llevan a reaccionar serán muchas menos.
• Las presuposiciones es otro problema puede surgir cuando nosotros interpretamos que existe un ataque y una dificultad que no es vista de la misma forma por los demás. Este problema suele ocurrir cuando reaccionamos ante las intenciones de los demás en lugar de reaccionar ante los hechos explícitos. El juicio de intenciones es la causa más frecuente que nos puede llevar a tener reacciones violentas desmesuradas y desproporcionadas.
• Una muestra ocasional de hostilidad no es peligrosa para la salud; el problema surge cuando la hostilidad se vuelve tan constante que define un estilo personal antagonista, un estilo marcado por repetidos sentimientos de desconfianza y cinismo y por la tendencia a los comentarios desdeñosos y a los desprecios, así como a arranques temperamentales y ataques de ira más evidentes.
• La noticia esperanzadora es la ira crónica no es necesariamente una sentencia de muerte; la hostilidad es un hábito que puede modificarse.
La ira es también una manera clara de hacer saber a la gente que nos ha disgustado, desilusionado o engañado. La ira puede inyectar acero en nuestra columna vertebral cuando nos enfrentamos a nuestros miedos. Pero la ira que se lleva como un cilicio, la ira como respuesta habitual a la vida, destruye a las personas más rápidamente que a los objetivos de la ira y podemos dañar a los que más nos quieren y a los que están a nuestro alrededor.
Cuando damos rienda suelta a la furia, nos deshumanizamos, disminuimos nuestra dignidad, ignoramos la parte razonable de nuestro cerebro en favor de la parte impulsiva e irreflexiva. Y cometemos errores lamentables, que seguramente vamos a reprocharnos más adelante.
Además tenemos que pensar cuan agradable puede ser una persona gruñona, de mal genio o por cuánto tiempo nos va a agradar una persona que vive de mal genio.


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