Existen varias maneras de manejar tú ira;
puedes asistir a cursos de manejo de la ira en línea o presenciales, leer
libros de control de la ira, obtener ayuda personalizada para controlar tú ira;
pero por encima de todo lo que más
ayudaría a dominar la propia ira, es la autogestión, la autobservación.
Ahora bien si tienes el ánimo y la
determinación para empezar a controlar tú ira, eso es lo que cuenta y lo más
importante ya que cuando estás enojado,
eres sólo tú quien va a sentirse
afectado debido a la misma, y sólo tú puedes retractarte de tus malos
sentimientos y emociones y
únicamente tú podrás determinar
qué es lo que te está produciendo esa ira.
Lo anterior significa que tienes todas las
herramientas dentro de ti para salir de la furia y eres tú quien va a sufrir, o
no, las consecuencias de ese estado anímico. Aquí es donde la clave para la
autoayuda en el manejo de la ira la
puedes poner en práctica.
Dentro de las reconocidas técnicas de auto
ayuda, para el manejo de la ira, el único método probado que te ayuda a salir
de ese estado de enojo y cólera en un momento determinado, es cambiar tu
posición.
Sí, aunque
te suene algo como sin sentido, es muy lógico que cuando se te genera un
estado ánimo determinado y estás en una
posición física, si la cambias completamente ahí mismo, lo que haces es cambiar
la percepción del entorno y de tú cuerpo, enviándole al cerebro otro tipo de
órdenes que hacen que tú estado anímico cambie inmediatamente, en este caso la
ira cambia; entonces es lógico que al estar por ejemplo parada una persona es
más propensa a desarrollar la ira: así que cuando sienta que estás enojado, el
primer paso que debes seguir para controlar la ira, es detenerte a pensar si
estás de pie y si es así el paso a continuación será que tomes asiento de
inmediato.
Esto va a calmar tus sentimientos y minimizar
tú ira. De manera contraria produce el mismo efecto tranquilizante. Es decir
que si te enojas mientras estás sentado, debes ponerte de pie de manera
instantánea.
Tú serás testigo del efecto de enfriamiento en
tú interior que reduce tú ira. Esta técnica de autoayuda para el manejo de la
ira hará apaciguar tus pensamientos y salir de ese momento feo y tenso.
Simplemente conociendo y poniendo en práctica
las diferentes técnicas y ejercicios para el manejo de la ira, estarás dando un
paso más que importante para lograrlo.
De la misma forma puedes adquirir un libro
digital para el manejo de la ira y aplicar todo lo que allí aprenderás, esto te
ayudara a salir de la ira y sentirás una especie de gran satisfacción.
Cuando ya has logrado identificar que estás
sufriendo un ataque de ira y logras neutralizarla haciendo lo que te digo, ya
en ese momento puedes empezar a poner en práctica la forma de identificar qué
es exactamente lo que te está produciendo la ira y pones en práctica todos los
ejercicios relevantes para que la puedas empezar a transmutar en otro tipo de
energía.
Allí es donde lograras cambiar tú enfoque hacia
el futuro que tienes por delante. Ayudándote a sí mismo es la única manera de
vivir sin ira.
Qué
es la IRA.
Lo primero que te quiero decir es que cuanto más
sea tú conocimiento teórico sobre la naturaleza de las emociones que tengamos,
mayor será la posibilidad de manejarlas.
La ira es una emoción y como tal se dispara de
forma automática ante determinadas situaciones, en general frente a situaciones
que interfieren con nuestros objetivos. Como toda emoción tiene una función, en
este caso preparar al cuerpo para el esfuerzo necesario para vencer el
obstáculo que se ha presentado.
El problema con respecto de la IRA puede surgir
de diferentes formas:
• La conducta violenta puede ser un medio para
conseguir determinados objetivos cuando no somos capaces de lograrlos por otros
métodos. En este caso nuestra conducta responde a habilidades que no poseemos,
pero se puede mejorar adquiriéndolas.
• Cuando hemos aguantado demasiado y saltamos por
algo sin importancia. En realidad reaccionamos a todo lo que nos ha ocurrido
previamente, retrotraemos en un momento todo lo que tenemos represado. Como
nuestra reacción se considera desmesurada, tenderemos a reprimirnos y aguantar
más, en consecuencia nuestra siguiente reacción violenta será mayor y
seguiremos en ese círculo vicioso.
Lo anterior significa que debemos salir de dicho
círculo vicioso y el camino no es propiamente aguantar más, sino poder
reaccionar de forma inmediata a los problemas y frustraciones. En ese caso la
reacción es más adecuada y comedida porque las razones que nos llevan a
reaccionar serán muchas menos.
• Las presuposiciones es otro problema puede
surgir cuando nosotros interpretamos que existe un ataque y una dificultad que
no es vista de la misma forma por los demás. Este problema suele ocurrir cuando
reaccionamos ante las intenciones de los demás en lugar de reaccionar ante los
hechos explícitos. El juicio de intenciones es la causa más frecuente que nos
puede llevar a tener reacciones violentas desmesuradas y desproporcionadas.
• Una muestra ocasional de hostilidad no es
peligrosa para la salud; el problema surge cuando la hostilidad se vuelve tan
constante que define un estilo personal antagonista, un estilo marcado por
repetidos sentimientos de desconfianza y cinismo y por la tendencia a los
comentarios desdeñosos y a los desprecios, así como a arranques temperamentales
y ataques de ira más evidentes.
• La noticia esperanzadora es la ira crónica
no es necesariamente una sentencia de muerte; la hostilidad es un hábito que
puede modificarse.
La ira es también una manera clara de hacer saber
a la gente que nos ha disgustado, desilusionado o engañado. La ira puede
inyectar acero en nuestra columna vertebral cuando nos enfrentamos a nuestros
miedos. Pero la ira que se lleva como un cilicio, la ira como respuesta habitual
a la vida, destruye a las personas más rápidamente que a los objetivos de la
ira y podemos dañar a los que más nos quieren y a los que están a nuestro
alrededor.
Cuando damos rienda suelta a la furia, nos
deshumanizamos, disminuimos nuestra dignidad, ignoramos la parte razonable de
nuestro cerebro en favor de la parte impulsiva e irreflexiva. Y cometemos
errores lamentables, que seguramente vamos a reprocharnos más adelante.
Además tenemos que pensar cuan agradable puede
ser una persona gruñona, de mal genio o por cuánto tiempo nos va a agradar una
persona que vive de mal genio.
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